miércoles, 5 de octubre de 2011





Todo lo que diga mar, me duele.
 Inclusive el viento que trae la sal, lastima.
La ida dejó un hueco en el punto de partida,
 y me desborda de bruma, el de llegada.
Ahora, se fuga el horizonte, donde yo hacía orillas... 
Y ya no me pertenece: el mar que duele, lo habita.

















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